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“EL ROCÍO DE LA MAÑANA”

“Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma”.
(Salmo 143:8)

Las ovejas pueden permanecer prácticamente meses sin beber, con tal de que un abundante rocío cubra el pasto cada mañana. Las horas matinales son propicias para la presencia de rocío sobre el pasto, y las ovejas pueden contentarse con la cantidad de agua retenida en el pasto, si pastan justo antes y justo después del alba.
Estas palabras provienen de un pastor que cuidaba rebaños en regiones áridas. Para el hombre, el agua es un elemento vital. No puede pasar mucho tiempo sin ella, pues perjudicaría las funciones de su organismo. Pero el hombre necesita igualmente apagar su sed espiritual. JESÚS dijo:

“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Juan 7:37).

Ir a JESÚS es creer lo que él nos dice de sí mismo y de nosotros en la Biblia. Para ello es necesario leerla. El cristiano debe hacerlo regularmente para mantener una “buena salud’ espiritual. Y el mejor momento para leerla es, sin duda, al principio del día. En la tranquilidad de la mañana, cuando la mente descansada aún no ha sido acosada por las preocupaciones cotidianas, la lectura de algunos versículos de la Biblia es un refrigerio particular. Sepamos reservar tales momentos, porque como el rocío de la mañana se evapora con los primeros rayos del sol, ese tiempo de frescor espiritual desaparece tan pronto como los deberes cotidianos toman todo el lugar. .

“El Señor… despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios”.
(Isaías 50:4)

Amado SEÑOR, gracias por el privilegio que tenemos al confiarte el día que empieza, gracias porque podemos recibir de ti una palabra fresca que será nuestro “rocío de la mañana”. En el nombre de JESÚS. Amén y Amén.